El monitoreo del ejercicio profesional de los contadores es en Colombia un tema difícil y más ahora que parece que normalizadores, reguladores y líderes gremiales han acordado (‘por debajo de la mesa’) no hacerle modificaciones al ejercicio profesional de los contadores públicos y no tocar la revisoría fiscal, esto es, dejarla tal y como está, todo ello para evitar problemas políticos en un año electoral.
La consecuencia inmediata: congelar la emisión de las NIA, la NICC 1 y del Código de Ética para Contadores Profesionales. Parece que las propuestas se hicieron intencionalmente con base en ‘normas viejas’ para que no fueran acogidas y por lo tanto ‘se murieran solas.’
No extraña, entonces, que en el ejercicio profesional de los contadores impera la ley del más fuerte donde cada quién hace lo que quiere, en un amplio espectro que en un extremo muestra calidad y en el otro francos niveles de supervivencia. Por el ejercicio profesional público no hay rendición de cuentas pública y cada uno se apoya en los aplausos de sus amigos y hace caso omiso de las criticas de sus contradictores.
Por eso está imperando la auto-proclamación como experto en NIIF, NIA y similares, al tiempo que los entregables profesionales son los mismos de las prácticas derivadas del 2649 y la 43. Cambios solamente de etiquetas para ‘mantenerse’ en el mercado.
En contravía de ello, el AICPA, que es la asociación de los contadores públicos de Estados Unidos acaba de publicar un documento de conceptos titulado Evolving the CPA Profession’s Peer Review Program for the future. A provocative vision of what practice monitoring could become [Evolución del programa de revisión por pares, de la profesión de CPA. Una visión provocadora de en qué podría convertirse el monitoreo del ejercicio profesional].
Este documento de concepto analiza al monitoreo del ejercicio profesional, y en especial la revisión por pares, en términos de re-imaginar, inspección, futuro, vigilancia, revisión de la retroalimentación humana, ideas en tiempo real, ética, conceptual, continuo, y monitoreo externo. Fue publicado el 15 de diciembre de 2014 y sobre el mismo se reciben comentarios hasta el 15 de junio de 2015.
Los párrafos que más me gustaron señalan:
“Los CPA sienten orgullo por su compromiso de largo plazo para con la excelencia. Ese compromiso incluye vigilancia continua en la prestación de los servicios de contabilidad y auditoría y en la protección del interés público.
En el actual entorno de los negocios, el ritmo rápido del cambio está impulsando la complejidad y esta tendencia es probable que no disminuya. La complejidad incrementada presenta desafíos a los profesionales en contaduría pública en su lucha por continuamente realizar auditorías de alta calidad de los estados financieros de las compañías privadas.” (Pg. 3).
Qué diferencia con nuestra manera de pensar que siente pesar por su profesión, que se afana solo por hacer plata sin importar la calidad, que todavía está anclada en la fe pública (‘no entiende el interés público, lo ve como extraño’), que reacciona de manera lenta, que se opone a los cambios, que busca lo fácil (‘le tiene miedo a lo difícil y a lo complejo’) y que todavía rechaza el valor económico que tiene la auditoría de estados financieros para las entidades privadas.
El documento en mención ‘agarra el toro por los cachos’ y señala que los actuales procesos de revisión por pares tienen que cambiar. Recuérdese que la revisión por pares ha sido practicada durante muchos años por la profesión en los Estados Unidos pero que tanto por la vía de la US-PCAOB como de la Unión Europea, el sistema que está implementándose es el de ‘supervisión pública independiente’: vigilancia a cargo de cuerpos independientes encargados de hacer forzoso el cumplimiento de los estándares que regulan el ejercicio de la auditoría.
Lo interesante de la propuesta del documento que se está comentando es que reconoce que el actual concepto de revisión de pares cambiará y se desarrollará con base en la retroalimentación que reciba el AICPA. Al estilo de las ‘construcciones conjuntas’ que hoy es común se realicen públicamente (‘no por debajo de la mesa’).
La visión que contiene la propuesta es incrementar la protección del público mediante la efectividad mejorada de la auditoría a través de:
(1) Resaltar los potenciales indicadores del riesgo de calidad y detectar temprano los problemas relacionados con el compromiso/encargo/contrato.
(2) Revisión de todas las firmas que realizan compromisos/encargos/contratos de contabilidad, auditoría y atestación
(3) Monitorear todos los compromisos sujetos a revisión
Cinco actividades son las que se piensa podrían empoderar esa visión:
(a) Evaluación analítica continua del desempeño del compromiso/encargo/contrato
(b) Revisión humana cuando surjan preocupaciones identificadas por el sistema
(c) Involucramiento de monitores externos cuando sea necesario
(d) Inspección periódica de la integridad del sistema
(e) Vigilancia de la efectividad de la operación del sistema.
Muchas otras cosas interesantes contiene esta propuesta, cuyo análisis y discusión sería importante se realizaran entre nosotros para que la brecha entre nuestras prácticas latinas y las prácticas de los países desarrollados no se siga ahondando.
En otras palabras, se hace urgente que incorporemos el ‘sistema de administración de riesgos’ que contienen los ISA/NIA, el ISQC/NIIC 1 y el Código de Ética para contadores profesionales, en sus versiones revisadas (‘actualizadas’), no tanto en las normas viejas propuestas por los normalizadores y de las cuales éstos no han dicho nada porque no saben qué suerte ha ocurrido u ocurrirá con ellas, porque están dedicados a violar la ética profesional o porque están dedicados a publicar chistes como el de que las NIIF no son contabilidad.
Bogotá, enero 22 de 2015